Aquellos que creen en los planes de Dios y confían en que Él completará la obra que comenzó en sus vidas no se rendirán ante las dificultades.
A menudo, cuando la vida nos sorprende con pérdidas, injusticias o dificultades, solemos pensar que todo ha terminado. Pero la historia de Moisés muestra exactamente lo contrario: cuando formamos parte del plan de Dios, nada puede impedirnos vivir lo que Él ha ordenado.
Los planes de Dios son inalcanzables. No hay envidia, brujería, mal de ojo ni fuerza contraria que pueda detener lo que Él ya ha decidido para nosotros.
La historia de Moisés: Protegido desde el principio
En Éxodo 2, leemos que Moisés nació durante una época de persecución, cuando se ordenó matar a los niños hebreos. Su madre, al no tener otra opción, lo metió en una canasta y lo abandonó en el río. Humanamente, eso parecía el final. Pero en realidad, fue solo el principio.
La hija del faraón encontró al bebé, se compadeció y, sin saberlo, se convirtió en parte del plan del Todopoderoso. El niño regresó a los brazos de su madre y creció sano y salvo, hasta que fue llevado al palacio. Todo esto demuestra que el control estuvo en manos del Padre desde el principio. Por lo tanto, hay cosas en la vida que solo podemos recordar y decir: fue Dios. No fue casualidad, no fue suerte, fue su plan que se cumplió a pesar de las circunstancias.
Incluso en el desierto, Dios se revela
De adulto, Moisés intentó tomarse la justicia por su mano, matando a un egipcio y teniendo que huir. De príncipe a pastor en Madián, se convirtió en pastor. El hombre que había crecido en el palacio ahora vivía solo para sobrevivir.
Pero fue en este entorno desértico donde Moisés tuvo su experiencia más decisiva: la visión de la zarza ardiente. Allí, el Señor lo llamó a regresar a Egipto y liberar a su pueblo. Moisés puso excusas, pero Dios lo dejó claro: estaría con él en cada paso del camino.
Moisés salió de Egipto sin Dios, pero regresó con él. Y esa fue la diferencia. Cuando el Creador está contigo, sin importar lo que hayas perdido, adquieres fuerza, valor y dirección para lograr algo mucho más grande de lo que imaginabas, explicó.
Los planes de Dios siempre son más grandes
Moisés podría haber pensado que Dios solo lo ayudaría a salvar a su propia familia. Pero sus planes eran mucho más ambiciosos: liberar a toda una nación.
Lo mismo nos sucede a nosotros. Quizás pensemos que nuestras luchas solo afectan nuestra vida, pero en realidad, Dios quiere usar nuestras historias para alcanzar a otros. Él transforma los fracasos en nuevos comienzos y la desesperación en testimonios de victoria. Puede que los días sean malos, pero Dios sigue siendo bueno. Puede que estés viviendo los peores momentos, pero sus planes no se han cancelado. Ten fe: lo que prometió se cumplirá.
Participe:
La conferencia «Prosperidad con Dios» se imparte todos los lunes en el Templo de la Fe: Av. San Martín N°40, entre Bloque Dearmas y la estación del metro Artigas, a las 6:30pm.
Otros horarios son: 7 y 10am, 12 del mediodía y 3pm.
También puedes ir a tu Universal más cercano. Encuentra la dirección aquí
