Santo Culto en Venezuela-Día del Perdón
«Porque nosotros también en otro tiempo éramos necios, desobedientes, extraviados, esclavos de deleites y placeres diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles y odiándonos unos a otros.» (Tito 3:3)
Así, cómo está escrito en esta Palabra, es la vida de una persona que aún no ha renunciado a este mundo y que no ha tenido un encuentro con Dios.
«Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,» (Tito 3:4-5)
La Salvación y la transformación de vida no llega por hacer obras de justicia o por que «no le hacemos daño a nadie», esta no llega por méritos propios, sino por renunciar a los placeres de este mundo para entregarnos y conocer a Dios.
Cuando nos arrepentimos, perdonamos y nos entregamos por completo al Señor Jesús, Él lava y transforma nuestra vida derramando sobre nosotros el Espíritu Santo.
Quizás su vida en estos momentos no es lo que usted esperaba, pero pregúntese…
¿Su corazón está más inclinado a Dios o a los placeres de este mundo?