El principio de la relación con Dios

El principio de la relación con Dios

Por admin

Descubra cuál es y cómo ponerla en práctica

El principio de la relación con Dios es el perdón. Con esto, los que alimentan resentimientos en su corazón, por insistir en no perdonar a su prójimo, se vuelven inicuos a los ojos de Dios.

Dios es amor y también misericordia, pero, sobre todo, justicia. Solo los que conceden el perdón están aptos para recibirlo, observe:

«Porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras transgresiones», Mateo 6:14-15.

Lo que necesita saber:

El corazón es corrupto, y, como el ser humano no tiene control sobre él, tiende a inclinarse a sus malos sentimientos. Y quienes lo siguen abren brechas para la actuación del mal, que suscita sus raíces con el fin de alejarlos del Altísimo y, consecuentemente, de la Salvación.

Al ser de esta manera, la Palabra de Dios nos exhorta sobre el uso continuo de la fe y el cuidado con nuestra alma:

«Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida», Proverbios 4:23.

Comprenda:

El perdón es una cuestión de vida o muerte eterna. Las Sagradas Escrituras, por ejemplo, revelan cómo la iniquidad de David fue capaz de generar la muerte en su interior hasta que confesara su pecado o recibiera el perdón de Dios:

«Mientras callé mi pecado, mi cuerpo se consumió con mi gemir durante todo el día. Porque día y noche Tu mano pesaba sobre mí; mi vitalidad se desvanecía con el calor del verano. Te manifesté mi pecado, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones al Señor; y Tú perdonaste la culpa de mi pecado», Salmos 32:3-5

El ser humano no fue creado para la muerte, sino para disfrutar la vida eterna y abundante, concedida por el Señor Jesús por medio del bautismo en el Espíritu Santo. No obstante, esto solo les es posible a los que perdonan y priorizan presentar un corazón puro delante de Dios. Y los que desean recibir el perdón y el Espíritu de paz, antes, deben usar la fe inteligente, contrariando su propia voluntad y sometiéndose a la voluntad del Altísimo.

 

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